El plasma es el cuarto estado de la materia. El plasma se forma sobrecalentando un gas o ejerciendo un fuerte campo electromagnético sobre él. Muchos de los dispositivos se basan en la ionización del aire entre la punta del dispositivo y la piel para generar plasma, la diferencia de potencial entre estos dos puntos produce un arco que sublima la piel; la sublimación es el proceso de convertir un sólido en un gas sin dañar los tejidos circundantes.

Bioplasma crea un arco de plasma a través de la ionización del nitrógeno contenido en el gas atmosférico, que al ser dirigido a la superficie de la piel aproximadamente a 1mm de distancia de la misma descargará una chispa que sublima la piel promoviendo una contracción del tejido tratado. Este procedimiento preserva la integridad de los tejidos ya que sólo sublima la superficie de la piel (capa epidérmica). A la sublimación de la piel le sigue la formación de una costra que actúa como un apósito biológico que protege la piel hasta que se regenere. El plasma estimula a los fibroblastos para que creen colágeno y elastina responsables del efecto de tensión y rejuvenecimiento de la superficie tratada.